En primer lugar, quizás la pregunta más importante a responder es siempre la misma:
¿Qué certezas tengo del lugar que elegí para el cuidado de mi ser querido?
Básicamente, cuando existen recomendaciones acerca de una Institución es importante considerar ese dato y dirigirnos hasta allí para observar y evaluar, por nosotros mismos, el funcionamiento del lugar.
Es bastante difícil colmar las expectativas de todos, y de seguro, siempre habrá algo que nos genere un mínimo de incertidumbre, pero tranquilos, en los hogares geriátricos que trabajamos bien estamos preparados para resolver las diversas situaciones que se presentan, ya que nos formamos para tratar adecuadamente con personas que no mantienen un estado uniforme todo el tiempo. Eso nos dice la fragilidad geriátrica, es normal que los adultos mayores unos días estén mejor que otros, producto de los cambios que experimentan permanentemente (infección urinaria, constipación, dormir irregular, son algunos de los avatares que diariamente se pueden presentar).
Por lo tanto, volvemos a insistir en la necesidad de evaluar por uno mismo el lugar recomendado, visitarlo y sacarse todas las dudas con las autoridades de la Institución, y ver, “in situ”, su funcionamiento.
Por otra parte, y en el otro extremo, se encuentra la mayoría de las personas o familiares que empiezan la aventura de recorrer distintos hogares geriátricos o residencias y de varios salen espantados por algunas cuestiones comunes a muchos, el olor (producto de insuficiente cambio de pañales y/o escasa limpieza del lugar), pacientes desparramados por diversos lugares y al parecer, sin la contención adecuada, con miradas perdidas, sin intercambio con nadie del lugar, con poca o nula actividad lúdica o recreativa, sin los controles médicos y/o de enfermería correspondientes. Esos lugares son los que muchos llaman “depósitos de viejos” y es casi imposible entrar a recorrerlos o tener una entrevista por fuera del horario establecido.
Como resumen de todas estas cuestiones que toda persona debería tener en cuenta al elegir una Institución geriátrica, les dejamos una guía sobre algunos puntos centrales para que la recorrida por esos lugares sea lo más fructífera posible:
• Que no haya horario pre-establecido para visitas ni para entrevistas
• Estrictas condiciones de higiene
• Semblante de los residentes
• Cantidad de pacientes postrados
• Trato del personal para con los residentes y entre si
• Talleres y actividades propuestas semanalmente
• Cada cuántos días se bañan (no es lo mismo que higienizarlos)
• Cuántos pacientes hay alojados y capacidad total
• Cuántos pañales usan por mes en promedio por residente
• Cuántas veces por semana se presenta el médico
• Posibilidad de conseguir, en caso de ser necesario, interconsulta con médico especialista en el hogar sin necesidad de generar una derivación
• Grupo electrógeno
• Tipo de comida que reciben diariamente
Estas son algunas de las cuestiones esenciales que deberemos tener en cuenta a la hora de visitar instituciones geriátricas y saber qué caudal de respuesta tendrán en caso de necesitarlas. Esto nos posibilitará tomar la decisión correcta, en un momento tan difícil como es delegar el cuidado de nuestros adultos mayores y evitará decepciones posteriores o consecuencias no deseadas a futuro.